sábado, 14 de noviembre de 2015

OBESIDAD

 
UN PROBLEMA DE PESO
La obesidad es un estado patológico cuya principal característica es tener una acumulación excesiva de grasa en el cuerpo. Desde un punto de vista más profundo, es un problema a nivel mundial que afecta a la sociedad en diversos ámbitos: Económico, educativo y de salud.
CONCEPTUALIZACIÓN
A menudo la obesidad ha sido entendida exclusivamente como una alteración de orden nutricional, en la que el aumento del tejido adiposo genera que los depósitos de grasa corporal excedan lo recomendado por los especialistas según la edad, talla y el sexo de las personas. Sin embargo, esta visión es limitada y simplista. Los enfoques más recientes conceptualizan a la obesidad de una manera más amplia, que va más allá del estricto orden nutricional o estético, tan importante en nuestros tiempos.
Actualmente, la obesidad es entendida como una enfermedad crónica multifactorial compleja, influida por factores genéticos, físicos, metabólicos, celulares, moleculares, sociales y culturales (Chavarría, 2005), que se acompaña de múltiples complicaciones, entre las que se encuentran las de tipo metabólico, cardiovascular, hepáticas, osteoarticulares, e incluso la apnea del sueño.
De igual forma, para Antonio Barrera y sus colaboradores, la obesidad debe ser reconocida actualmente como uno de los retos más importantes de salud pública en el mundo, dada su magnitud, la rapidez de su incremento y el efecto negativo que ejerce sobre la salud de la población que la padece. Dada su magnitud e impacto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha denominado como “la epidemia del siglo XXI”.
Los factores psicológicos y emocionales presentes en las personas con obesidad deben ser tomados en consideración debido a la innegable carga social que recae sobre la figura estética en nuestros días, ya que la obesidad puede generar problemas de autoestima que suelen alterar las relaciones entre las personas, lo que a menudo desemboca en conductas nocivas por el deseo de cubrir el estándar de imagen que nos demanda la sociedad. 

ETIOLOGÍA
La obesidad tiene un origen multifactorial, en el que se involucran la susceptibilidad genética, los estilos de vida y del entorno, con influencia de diversos determinantes subyacentes, como la globalización, la cultura, la condición económica, la educación, la urbanización y el entorno político y social.
En este fenómeno juegan un papel importante tanto el comportamiento individual, como el entorno familiar, comunitario y el ambiente social. La causa fundamental del sobrepeso y la obesidad es un desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas. En el mundo, se ha producido un aumento en la ingesta de alimentos hipercalóricos (que son ricos en grasa, sal y azúcares, pero pobres en vitaminas, minerales y otros micronutrientes), y un descenso en la actividad física (como resultado de la naturaleza cada vez más sedentaria de muchas formas de trabajo, de los nuevos modos de desplazamiento y de una creciente urbanización) (Barrera, A., Rodríguez, A. y Molina, N., 2013).
Chavarría, retomando a López Alvarenga y sus colaboradores, menciona las siguientes condiciones como etiologías de la obesidad:
1. Origen neuroendócrino:
•          Síndrome hipotalámico.
•          Hipotiroidismo.
•          Síndrome de ovario poliquístico.
•          Síndrome de Cushing.
•          Hipogonadismo.
2. Yatrógena:
•          Fármacos.
•          Intervención quirúrgica hipotalámica.
3. Desequilibrio nutricional:
•          Dietas de cafetería.
•          Dietas ricas en grasa.
4. Inactividad física:
•          Sedentarismo.
•          Forzada.
•          Envejecimiento pasivo.
 
5. Obesidad genética:
•          Recesiva, autosómica.
•          Ligada al cromosoma X.
EPIDEMIOLOGÍA
De forma reciente se ha observado un aumento en la prevalencia de niños con obesidad de forma alarmante dentro de las dos últimas décadas, siendo mayormente en menores de 5 años. Haciendo estudios estadísticos, también se demostró un  incremento en casos de obesidad en mujeres en edad reproductiva realizando un comparativo entre estas y hombres de la misma edad.
La incidencia del sobrepeso/obesidad está íntimamente relacionada con variables familiares como la obesidad de los padres, el menor número de integrantes de la familia y la inactividad de la familia. Los hijos de padres muy activos tienden a ser más delgados que los de su misma edad. Parece existir una correlación entre el sobrepeso/obesidad y el tiempo que se pasa viendo televisión, jugando videojuegos o navegando en internet, no sólo por la naturaleza sedentaria de estas actividades, sino también por los efectos derivados del consumo de alimentos inducido por los anuncios de productos, en especial de los que tienen escaso valor nutritivo, como aquellos ricos en azúcar, grasa y sal. (Ureña, 2008, p. 33)
Es por este motivo por el cual se presentan muchos casos de madres obesas y con anemia, lo cual deriva al nacimiento de niños con bajo peso y un fuerte retraso en el crecimiento.
CLASIFICACIÓN Y TIPOS DE EVALUACIÓN
Evaluación de la composición corporal.
El estudio de la obesidad ha sido de utilidad evaluar la distribución regional de la grasa, lo que puede hacerse mediante la medición de los pliegues cutáneos en tronco y extremidades, relación entre la circunferencia de cintura y de cadera (ICC), tomografía computarizada.
El ICC ha sido el índice más ampliamente usado para clasificar anatómicamente a la obesidad en androide y ginecoide. La medición de las circunferencias se realiza con una cinta métrica, en posición de pie. La cintura se mide por debajo del reborde costal y por encima de la cresta ilíaca, tomándose la menor medición a este nivel. Se considera como circunferencia glútea la mayor medición realizada a nivel de la prominencia glútea. El índice cintura cadera se calcula de acuerdo a la siguiente fórmula:
ICC = circunferencia abdominal/circunferencia glútea
El índice de masa corporal (IMC) se calcula dividiendo el peso por la altura al cuadrado (IMC = kg/m2). Se consideran índices de masa corporal normales de 20 a 25, sobrepeso de 25 a 30, obesidad de 30 a 40, obesidad mórbida de 40 a 50 y supermórbida cuando el IMC es superior a 50.
Una apropiada evaluación del proceso de cambio de hábitos debe sustentarse en algún modelo psicológico de referencia, entre los que destaca el Modelo Transteórico (TTM por sus siglas en inglés) para cambio de comportamientos relacionados con la salud. Este modelo propone la existencia de etapas definidas en este proceso de cambio de hábitos.
En la medida en que el tratamiento apoya oportunamente estos procesos con la información, motivación y habilidades requeridas por los pacientes, en función de la etapa de cambio en la que se encuentran, el apego y la consecuente eficacia del  tratamiento para el control de peso mejoran. 
Por ello el tratamiento médico y nutricional debe ajustarse a la etapa de cambio en la que se encuentra la persona. 

En este sentido, resulta imprescindible el desarrollo de estudios destinados a identificar cuáles son las áreas de funcionamiento psicológico que se ven más afectadas en los obesos para planificar adecuadamente tratamientos específicos que mejoren la calidad de vida de los mismos (Blasco y García, 1995).

ESTRATEGIAS PSICOLÓGICAS PARA PREVENIR Y REDUCIR LA OBESIDAD

La obesidad es una enfermedad prevenible y curable que se puede abordar desde dos ámbitos distintos, el médico y el psicológico.

Del lado médico las indicaciones son: Limitar la ingesta de grasas y azúcares, aumentar el consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos, así como realizar alguna actividad física, en pocas palabras cambiar los malos hábitos.




Del lado psicológico se realiza un bosquejo más a fondo para prevenir o tratar la obesidad, ya que las investigaciones sugieren que los principales factores causales asociados al desarrollo de ésta, serían patrones de conducta sedentarios, o procesos mentales complejos como la depresión o la ansiedad, de igual manera diversos estudios psicológicos subrayan la importancia de los factores cognitivos (pensamientos, creencias, fantasías, etc.) como mecanismos eficientes para la intervención.

La psicología emplea terapias cognitivas, las cuales tienen como objetivo identificar y modificar los pensamientos, procesos y estructuras cognitivas del individuo, para empezar a enseñarle al paciente como él mismo mantiene las conductas nocivas para la salud a través de sus creencias.
El siguiente paso de la terapia consiste en enseñarles habilidades de automanejo. El tercer paso consiste en experimentar y practicar el uso de estas técnicas y manejar estrategias a nivel cognitivo, afectivo y conductual, para generar conductas saludables efectivas.
En el proceso de reestructuración cognitiva hay que identificar los pensamientos desadaptativos acerca de la salud y la enfermedad; identificar los errores que la persona tiene al procesar la información y las reglas acerca de lo que él mismo entiende por salud, ya detectados estos supuestos, se tiene que entrenar al paciente en técnicas para remplazarlos por cogniciones más asertivas y positivas, este proceso tiene como objetivo incrementar en la persona los sentimientos y pensamientos que éste tiene acerca de su propia capacidad de control y manejo de las malas conductas, lo que genera en la persona una fuerte expectativa de autocontrol de las situaciones.
Existe mucha evidencia clínica en donde los enfoques cognitivos-comportamentales, son muy eficaces para el tratamiento de personas con conductas nocivas para la salud como la obesidad. Para este tipo de intervenciones se aplican combinaciones de procedimientos terapéuticos (detección de pensamientos automáticos, corrección de errores cognitivos  y restructuración cognitiva), y comportamentales (rol playing asignación graduadas de tareas, ensayo conductual, etc.)
Vera y Fernández (1989) proponen un modelo cognitivo-comportamental para el tratamiento de la obesidad, que tiene como objetivo alcanzar el autocontrol, es decir, se pretende proporcionar al sujeto una serie de habilidades de automanejo (cognitivas, afectivas y conductuales) que le permitan modificar su conducta de comer excesivamente.
Las técnicas utilizadas son:

• Auto-observación. Con frecuencia los sujetos desconocen su forma de ingerir alimentos (por ejemplo, comen automáticamente). Se le enseña a observar su conducta, cómo, dónde, qué y en qué situaciones comen en exceso.
• Auto-registro. Implica el registro diario de los hábitos alimenticios y de la actividad física.
• Análisis funcional. Identificación de las variables ambientales que funcionan como antecedentes y consecuentes de la conducta excesiva de ingesta de alimentos.
• Reestructuración cognitiva.
Este modelo de Vera y Fernández alienta al sujeto a que desarrolle conductas alternativas, se le enseña a que identifique los comportamientos que le llevan a sobre comer y que él elabore posibles soluciones para inhibir dichas conductas.
PROGRAMAS DE INTERVENCIÓN
México ocupa el primer lugar a nivel mundial de personas obesas, esta problemática se ha acrecentado debido a la mala alimentación y a la nula educación alimenticia que existe, el gobierno llega a invertir en enfermedades asociadas con la obesidad entre 25 y 30 mil millones de pesos, además del impacto en la salud mental de quienes la padecen y las desventajas a las que se enfrentan a nivel social, laboral y emocional.
Debido a esta situación, la OMS hizo recomendaciones a México, quien ha lanzado campañas publicitarias a nivel nacional como Actívate, que invita a ejercitarse mínimo 30 minutos al día; Los cinco, que invita a la población a comer 5 verduras o frutas al día; Mídete, que propone medir la cintura para corroborar que están dentro del rango de personas sin obesidad, y en caso de no ser así, que la población se acerque a un módulo de prevención, con el fin de orientarlos sobre una sana alimentación y la modificación de hábitos.


 
 Por otra parte, implementó el IVA a la comida clasificada como alimento chatarra, en el caso de las escuelas buscan erradicar la obesidad infantil haciendo reformas a la Ley de Salud, prohibiendo la venta de comida chatarra y solicitando más actividad deportiva. Aunque hasta el momento, esto no ha modificado el consumo de este tipo de alimentos.

Desgraciadamente estos programas de intervención no han sido suficientes para acabar con esta pandemia.
 
En conclusión, el ritmo de vida actual nos ha llevado a tener problemas de salud, siendo quizá, dentro de los más graves, la obesidad. Dicho padecimiento está afectando a la gran mayoría de la población sin hacer distinción alguna, es decir, tanto niños menores de 5 años hasta adultos mayores, presentan este problema, lo cual, implica un aumento en el gasto del rubro médico que se realiza.

Pese que se han hecho múltiples intentos para disminuir los porcentajes de obesidad, pareciera todo lo contrario, pues cada vez hay un mayor aumento de personas con este problema, también hay que considerar que nuestro apego a la tecnología, lo cual, se ha convertido en el principal detonante para un aumento del sedentarismo tanto en niños como en adultos.

Dicha situación sea estigmatizado socialmente, provocando en las personas disminución del autoconcepto, autoimagen y autoeficacia, aumento de la ansiedad y afectos. Repercutiendo en la calidad de vida de la persona.

 

 
 
 
REFERENCIAS
  • Barrera, A., Rodríguez, A. y Molina, M. (2013). Escenario actual de la obesidad en México. En: Revista Médica del Instituto Mexicano del Seguro Social 51 (3). Pp: 292-299
  • Chavarría, S. (2002).Definición y criterios de obesidad. En: Nutrición clínica 5 (4). Pp: 236-240
  • Silvestre, E., Stavile, A. E. (2005). Aspectos psicológicos de la obesidad. Importancia de su identificación y abordaje dentro de un enfoque multidisciplinario. Posgrado de obesidad a distancia. Universidad Favaloro. Córdova – Capital. Recuperado de http://www.inppares.org/sites/default/files/ob05-02.pdf
  • Villaseñor, B. S. J., Ontiveros, E. C., Cárdenas C. K. V. (2006). Salud mental y obesidad. Medigraphic. 8(2), 86 – 90.
  • Ureña, T. C. Conceptos básicos de obesidad en la niñez y la adolescencia: definición, diagnóstico, epidemiología, factores de riesgo, complicaciones. Revista médica de Costa Rica y Centroamérica. 65(582), 31 – 35.
  • Barquera, C. S., Campos N. I., Rojas, R., Rivera, J. (septiembre, 2010). Obesidad en México: epidemiología y políticas de salud para su control y prevención. Gaceta Médica de México. 146, 397 – 407.
  • Blasco, M.V. y García, M.L. (1995). Trastornos de la conducta alimentaria. Aspectos psicológicos, (pp.46-60). Valencia: Promolibro.



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